La Asamblea Nacional de Diputados de la República de Panamá declara viable el Proyecto de Ley de Identidad Digital Interoperable y Omnicanal, recibido en el mes de junio de 2021 por la Dirección de Participación Ciudadana para pasar a Secretaría General y de ahí, asignado a la Comisión de Asuntos de Gobierno, Justicia y Asuntos Constitucionales.
Desde 2014 se ha intentado hacer la “cédula inteligente” con un valor entre $7 – $12 millones sin éxito a pesar de que ya se ha pagado casi $1M solo en estudios de la misma. Mientras en sectores públicos y privados se mantienen los trámites manuales o digitales de poca seguridad, es hora de que los ciudadanos puedan tener derecho a una identidad digital interoperable omnicanal de su preferencia.
A diferencia de esperar y sujetarnos como ciudadanos a los tiempos y los parámetros que decida el Estado, hemos presentado la propuesta para que los ciudadanos sean quienes tomen la decisión de escoger utilizar su identidad digital interoperable omnicanal, siempre y cuando cumpla con los requerimientos técnicos y estándares de más alto nivel de seguridad para protección de datos.
¿Por qué Identidad Digital en Panamá?
Países como Estonia, Nueva Zelanda y Australia cuentan con identidades digitales o electrónicas para sus ciudadanos desde hace muchos años. La gran mayoría de estas iniciativas provienen de propuestas por el sector privado y civil, a fin de facilitar a los ciudadanos poder gozar de eficiencia y trazabilidad en los trámites y servicios con entidades públicas y privadas. Algunos ejemplos de impacto positivo incluyen sus controles ante el manejo en la pandemia COVID19.
¿Qué presentamos?
El lunes 19 de abril presentamos la iniciativa para que todos los ciudadanos panameños tengamos el derecho de tener una identidad digital interoperable omnicanal. Ya pronto vendrá como mandato a medida que países como México, Estados Unidos y ya hasta las Naciones Undas lo tiene en su Plan 2030. Sin embargo, no es lo mismo una Identidad Digital en Panamá, interoperable omnicanal donde el ciudadano sea quien decida cuál, sino también cómo, cuándo, con quién y por cuánto tiempo compartir nuestros datos ya sea para un trámite público o privado, local o internacional. En un mundo donde nuestros datos están dispersos y no cuentan con nuestro consentimiento previo al uso de nuestros datos, con una identidad digital interoperable omnicanal, nosotros somos quien decidimos el uso de nuestros datos.